¿Qué ocurre después de la muerte?
- Amorc Guatemala

- 31 oct 2023
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Escrito en 1,932 por H. Spencer Lewis, Ph. D., F. R. C.,
Primer Imperator de AMORC en América
Copyright 1950, Estados Unidos.
El hombre es en todo momento dual en naturaleza pero no en consciencia, excepto cuando está en un estado viviente perfectamente normal, en su cuerpo físico normal. En el momento en que la consciencia del cerebro o la consciencia del cuerpo físico está inhibida, durmiente o suspendida debido a un accidente, herida, drogas o cualquier otra causa, el hombre es entonces de una sola consciencia, una consciencia divina, psíquica. Ahora tenemos la pregunta en cuanto a qué es lo que ocurre después de la muerte.
En veinticinco años de estar hablando con individuos que estaban entristecidos y apesadumbrados por alguna transición que acababa de ocurrir, o que estaban enfermos y anticipaban que podía estar cercana a ellos la transición, he encontrado que su gran ansiedad, su gran preocupación, su gran depresión concerniente a la transición o a la llamada muerte, se debía a su temor a ella.
Para el individuo común es uno de los dos grandes eventos misteriosos de la vida. Es un hecho que sabemos poco acerca de qué ocurre antes del nacimiento. Hay un misterio, fisiológico, magnético, patológico y científico conectado al nacimiento de lo que hay con cualquier otro proceso patológico conocido por la naturaleza. Hemos sondeado en los misterios. de qué pasa después que dejamos este plano, pero la ciencia nos ha podido decir poco acerca de qué ocurre antes de que la vida venga a este plano.
De todo lo que el hombre está compuesto, físicamente, es de polvo de la tierra, de la comida que ingiere, del agua que bebe, del aire que respira; la parte física del hombre es verdaderamente de los elementos químicos de la tierra. En la transición estos elementos vuelven a la tierra ya sea que el cuerpo se creme y las cenizas se depositen en la tierra o que el cuerpo, en sí, se entierre, los elementos físicos de la parte física del hombre continúan viviendo, pues toda prueba y toda demostración indica que las leyes fundamentales de cohesión y adhesión continúan existiendo.
Hay, un movimiento, una acción química. En ese cuerpo físico hay toda clase de acción en funcionamiento, la que existía cuando él vivía. Puede ser una acción en reversa. Estos elementos vuelven a la tierra y se transforman de nuevo en los elementos simples de los que vinieron, y ayudan a formar nueva vida y nueva vegetación en el plano terrestre. Comienza otra vez un nuevo ciclo y podemos fácil, verdadera y hermosamente pensar de los elementos físicos de nuestro cuerpo como contribuyendo en la hermosa vegetación, en las flores y en otras formas de vida que la naturaleza hace evolucionar de los elementos más simples, al vitalizar la tierra.
¿Qué es la transición? Es meramente un cambio. Si miramos a una persona desmayada o inconsciente a causa de drogas o anestésicos, encontraríamos que hay un cuerpo normal con todas sus actividades normales para mantener la vida, y que todo lo que estaba faltando era una forma de consciencia cerebral. La consciencia divina o consciencia mental, la consciencia de la mente del verdadero ser interno estaba intacta, no dañada, pese al cambio exterior que había ocurrido. Todo lo que había hecho ese cambio exterior, haya sido por herida, accidente, anestesia, drogas o indisposición temporaria debido a un desmayo ocasionado por debilidad, fue cerrar los ojos para no ver (pese a que los párpados pueden estar abiertos), cerrar los oídos para no oír, la nariz para no oler, la lengua para no gustar y los dedos para no sentir. Con estas cinco facultades imposibilitadas de originar cualquier impresión y enviar cualquier razonamiento o producirlo, la consciencia del individuo estaba cerrada como un libro, temporariamente.
Interiormente, sin embargo, la consciencia divina, la Consciencia de Dios, estaba manteniendo su estado de actividad. Estaba manteniendo los latidos del corazón al ritmo apropiado, estaba manteniendo a los pulmones respirando y a los varios otros órganos del cuerpo funcionando con su ritmo; lo que es más, tan penetrante es esa consciencia que si ese cuerpo inconsciente fuese llevado de una habitación tibia a una fría la temperatura del cuerpo automáticamente cambiaría para encararse con las condiciones reinantes en la nueva habitación, y haría frente a cualquier otro disturbio. Si los brazos fueran violentamente ejercitados por alguien o por algún aparato, el corazón latiría más rápidamente, para compensar el ejercicio. Hay un conocimiento, un control de la mente y de la consciencia que cuida y protege a ese cuerpo inconsciente, pese al hecho de que la consciencia exterior duerme. Este llamado estado inconsciente de la persona era solamente temporario.
En la transición tenemos la misma situación, pero ella queda permanente. La transición no es otra cosa, más o menos, física y patológicamente, que la separación de estas dos formas de consciencia. En el caso de la transición, la consciencia divina se retira del cuerpo en vez de permanecer en él y esto deja a la consciencia del cerebro incapaz de cualquiera otra actividad. Así tenemos el alma del hombre, la consciencia de la mente, la divina, inmortal consciencia en el hombre, retirándose en el momento de la transición. Es cierto que la enfermedad pudo haber sido la responsable, y encontramos en la transición una condición anormal, un cuerpo dañado; pero hemos encontrado en muchos casos - y los médicos y los legistas lo encuentran todos los días - los cuerpos de aquellos donde la transición ha ocurrido sin el más leve daño, sin signos de enfermedad, donde sólo el corazón se ha detenido y ha originado la gran separación.
Ahora bien; después de mirar el cuerpo físico que queda después de este cambio, encontramos que es una creación perfectamente normal; es decir, si la enfermedad o el accidente no lo han dañado. Encontramos que tiene todas sus partes: la sangre necesaria y todos los elementos esenciales para un cuerpo viviente; pero no hay vida. No hay acción. Encontramos la sangre inmóvil, y debido a que no hay combustión en el sistema no se produce calor y baja la temperatura. La sangre se pone fría y al permanecer inmóvil se coagula; el cuerpo físico se vuelve simplemente inactivo por grados, momento a momento, porque de él se ha ido la Gran Inteligencia.
Esto nos lleva al punto de la muy maravillosa y admirable declaración en el Génesis, en que se dice que el hombre fue formado del polvo de la tierra. Dios sacó de todos los elementos de la tierra física aquellas cosas necesarias para hacer el cuerpo físico. Fue formado y se sopló en él el aliento de la vida, y el hombre se transformó en un alma viviente. Vemos en esta breve declaración la dualidad del hombre, cómo puede formarse perfectamente la parte física, pero no importe cuán perfectamente esté formado el cuerpo y cuán bien proporcionado sea, es sólo un cuerpo de arcilla hasta que el aliento de la vida, el alma, penetra en él y lo transforma en un alma viviente.
Se dice que sesenta y seis centavos de dólar (1932) pueden comprar en una farmacia todos los elementos químicos que componen el cuerpo humano; pero eso sólo hace al cuerpo físico. No podemos hacer la verdadera parte del hombre, fuera de los elementos químicos. No podríamos tomar un cuerpo físico, no importe cuan bien preservado, aun cuando hasta las pestañas estuviesen todavía en los párpados, y después de la transición transformarlo en un cuerpo viviente por medio de cualquier proceso químico.
Toma más que electricidad, como algunos sabios han tratado de descubrir, y toma más que oxígeno. Miremos esos casos en que la transición está y la consciencia exterior de la persona ha cerrado ya sus páginas. Cuando una persona está en el llamado estado de coma, se le trae oxígeno para agregar a su sistema, pero lo más que se hace es animar o vigorizar un poco el corazón debilitado, por uno o dos días más, pero la transición siempre ha sido inevitable. El hombre no ha encontrado substituto para aquella substancia Divina cuando ésta empieza a irse o una vez que ya se ha ido.
La inteligencia interna del hombre, aquella que según la Biblia se llama el alma viviente, es el verdadero usted. Notamos en esa declaración que el hombre se transforma en un alma viviente, en un cuerpo viviente. Del mismo modo, en la transición encontramos las dos dualidades separadas, quebradas en dos entidades distintas - el cuerpo físico y el alma.
Notemos que a través de todas las épocas, con todos los antiguos métodos de enterramiento y los cuidados en la transición, todos los rituales sagrados y escrituras dicen que el hombre ha de volver al polvo. Esperan el retorno de la parte física del hombre a su fuente original. No hay nada horripilante o misterioso en que el cuerpo físico del hombre deba volver al origen de donde vino. No deberemos tener ninguna dificultad en ver, racionalmente, la sabiduría de ese principio, como tampoco la gran ley fundamental de que la parte invisible del hombre también vuelve a su fuente de origen. Por eso encontramos en la transición separadas la parte física de la espiritual, cada una yendo a su fuente de origen separándose la una de la otra, momento a momento, hora tras hora, hasta que el universo entero quede entre ellas.
Ahora bien; estamos particularmente interesados en qué pasa después de que ocurre la separación. Comparativamente hablando, hemos tenido, en años recientes, un número de escuelas para explicar la posibilidad y probabilidad de lo que ocurre después de la transición. Pero usted, como buscador, debe formarse sus propias conclusiones cuando llega a enfrentarse con declaraciones opuestas, contendientes y distintas en todos estos sistemas. Muy pocas de las muchas declaraciones están de acuerdo en algún punto. Usted encontrará que en cualquiera de los sistemas de pensar sus ideales están basados en la especulación, y que su opinión y su conclusión son tan buenas como las de cualquier otro.
Hay, sin embargo, algunas cosas que se sabe que ocurren después de la transición - o en el momento en que sucede - que se han conocido por medio de aquellos que han estado en la frontera y, sin embargo, no la cruzaron, y que volvieron y nos contaron sus experiencias. Esas personas han sido la Información más digna de confianza que podamos tener.
Debe notarse que las declaraciones de quienes han estado temporariamente en la frontera de la transición, que han caminado, digamos, por el Gran Sendero hacia la Gran Puerta, y luego volvieron sin pasar a través de ella, concuerdan en diferentes partes del mundo, mientras que las declaraciones de aquellos que nunca han tenido tales experiencias son especulativas y no están de acuerdo.
En un caso no se esperaba que un electricista viviera por más de veintiocho horas. Había sido víctima de un golpe de alto voltaje. Lo llevaron al hospital en estado inconsciente, pensándose que había pasado por la transición; también conocemos la declaración de una mujer que se creyó que había pasado por la transición hacía unas veinticuatro horas. Era ella profundamente religiosa, en un sentido metodista ortodoxo, e intolerante con cualquier punto de vista fuera del que le prescribía su iglesia. No obstante, cuando volvió en sí dio un informe igual al del electricista. Luego está la niñita asilada en un hospital de Montreal, Canadá, apenas capaz de hablar y describir en un modo infantil lo que había experimentado. Nunca había oído de tal experiencia antes, no tenía ninguna idea de cómo era el cielo y, sin embargo, su relato era idéntico a todos los demás hasta a aquél de un filósofo. ¿Y qué es lo que informan?
Primero que se siente el cuerpo muy liviano. Eso parece ser la primera cosa sobresaliente, que los impresiona. Mucho antes de que estén dispuestos a decirle a la enfermera o al doctor que algo peculiar les está sucediendo, empiezan a sentir que no están pesadamente acostados. Al principio piensan que es la imaginación; pero luego comienzan a sentir una tibieza, y empiezan a sentirse livianos, como si pudieran saltar de la cama y nada pudiese evitarlo. La pieza que sólo estaba a unos pocos metros de distancia empieza aparecer como si estuviera a muchos, muchos metros. No es que su visión se vuelva turbia ya que aun reconocen a ciertas personas, como lo han afirmado los testigos. No es una visión turbia, sino una cuestión de cuarta dimensión. Están empezando a sentirse en un mundo que tiene una dimensión que nunca habían sentido antes. Empiezan a sentir que están existiendo en la cuarta dimensión. Ninguno de ellos, excepto el filósofo, sabían algo acerca de la cuarta dimensión. Seguidamente, las voces de los que estén hablando empiezan a alejarse como si sonaran al final de un corredor. Este es un gran momento para ellos, debido al cierre de las impresiones físicas.

Eventualmente, no pueden ver nada más que a ellos mismos. Se ven acostados en la cama. Ven sus cuerpos físicos, no desde sus propios ojos, sino que desde otro sentido de visión. Dicen que parecen estar a un metro o dos de distancia, sobre ellos, mirando hacia abajo, a sus propios cuerpos físicos, y que entre ellos y el cuerpo parece extenderse una nebulosidad. Uno la describió como un aura, otro como el cordón de plata del que se habla en las escrituras religiosas. Otro lo definió como algo similar al cordón umbilical, solo que no tan sólido. El hecho es que ven algo entre ellos y el cuerpo físico, y que sienten cuando la separación está gradualmente ocurriendo.
En los últimos veinte años he leído como cien cartas de aquellos que sintieron que no querían volver al cuerpo físico para detener la separación. Sin embargo, hay un solo sentimiento de tristeza por aquellos que están llorando. Sienten que deben volver para aliviar la tristeza, pero para ellos, debido a que son sensaciones placenteras, solo existe la levedad (cualidad de leve), el sentido de una paz total y el de la música, tan intangible, que apenas pueden oírla. Sin embargo, la libertad de todo dolor es un alivio y es un impulso impelente a dejar que la separación continúe. No olvidemos que el hombre con una pierna amputada, que se miró desde arriba y vio el cuerpo mutilado, vio también a la otra parte levantándose, completa, con todas sus partes y sin ningún dolor. Había absoluta falta de sufrimiento y por eso no hay deseo de volver nuevamente al cuerpo físico. Parece que existiera un poder dual, uno que trata de mantenerlos en el cuerpo físico y otro que trata de sacarlos, y por eso es que vacilan en ese estado.
Finalmente, en el caso de los que hicieron los informes, todos fueron traídos de vuelta al cuerpo físico. Se sienten trabados, encerrados y aplastados, y, seguidamente, empiezan a volver las acciones y los poderes físicos; empiezan a sentirse tibios en lugar de sentir la sensación refrescante; empiezan a sentirse pesados y cargados, como si tuviesen carga sobre el pecho. Les es difícil respirar. Les cuesta abrir los párpados y, sin embargo, gradualmente lo hacen, y ese es el primer indicio que indica al médico que están volviendo en sí. Se ven los párpados empezando a temblar; se ve la lucha. A veces pasan uno, dos o tres días antes de que puedan hablar. Saben todo lo que está ocurriendo a su alrededor, pero el cuerpo es pesado y les presiona. Saben que algo debe hacerse para aliviar el sufrimiento y las lágrimas de los que aman.
Esta es una descripción de la condición fronteriza y no sólo todos están de acuerdo con ella, sino que nos dan el informe más comprensible. He aquí un gran relato, una gran descripción. ¡Qué cosa maravillosa es la vida y sin embargo cuán indolora y hermosa puede ser la transición!
Porque el espacio es limitado no puedo seguir para decirles que sucede después de lo que ellos han indicado en sus declaraciones, pero quisiera, mientras tanto, que cuando sea que tengan unos pocos momentos libres piensen en estas cosas, en cómo se aliviana el cuerpo: en el espacio que se extiende y en la belleza de la nebulosidad que envuelve y en la habilidad de verse a sí mismo, que muestra la dualidad de consciencia y que la misma Consciencia Divina puede estar independiente del cuerpo físico. Alguna vez ustedes comprenderán más sobre esto. Me parece que en el futuro sería bueno tener una charla sobre el tema "¿Por qué algunos están atados a la tierra?", y explicar por qué ciertas personas sienten que no pueden irse y que deben quedarse cerca del cuerpo físico. Creo que con estas pocas palabras sobre las que pensar, serán ustedes capaces de hacerse una idea y una descripción de la transición.




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